Tengo un amigo. Uno excelente, cuyo nombre prefiero omitir aunque obviamente lo recuerde a la perfección. Divergimos en cuestiones esenciales para la comprensión de este enloquecido mundo en el que vivimos. Racionalmente estamos en las antípodas: lo que para él es una verdad científica, para mí es intoxicación y propaganda. Lo que para mí suscita, como mínimo, una duda razonable, para él es una cuestión que numéricamente salva vidas.
Yo veo premeditación y alevosía; en definitiva, planificación para hacer ingeniería social desde la aparición de situaciones cambiantes de aparente emergencia que convergen en una agenda. Él sospecha tibiamente de que todo está deficientemente explicado, pero da por bueno lo mollar: nuestro cuerpo ya forma parte de un ente mayor, la sociedad, y no se puede atender a soluciones individuales: lo racional es funcionar todos a una, sin disensiones. No estamos en momentos de disentir.
Donde yo veo una caída irrecuperable de la libertad, él ve una concesión responsable y puntual. Agua y aceite. Por este camino de espinas en que la vida se convierte de tanto en cuando, muchos otros amigos se han quedado varados. Él, quizás el menos tibio de los intelectualmente mejor dotados, se agarra a una posición literalmente contraria a la mía. Sin embargo, me sigue considerando parte de su familia. Igual que yo a él. ¿Por qué? Porque nos da la gana y porque nunca nos hemos faltado el respeto.
Quizás todavía haya camino para la esperanza. Si así fuera, será a través de la diversidad.
PD: la foto ni tiene mucho que ver, pero me gusta.
Tener posicionamientos diferentes ante el mismo hecho, no tiene que ver siempre con la lógica maldita a que la Concepción científica, religiosa o política de la vida, te lleven.
Las posiciones están más ligadas al recorrido de cada quien. Haber sufrido, porque te toco o hicieron que te tocara , a veces hace menos dramática la visión de la vida y por tanto del futuro, pero haber leído, haber vivido en dictadura o haber sentido que no estabas hecho para la crueldad de este mundo también.
Estar en las antípodas de otros no significa no quererlos, sígnica estar viendo las cosas con nuestros propios ojos y tener la posibilidad o la valentía de decirlo. A veces no se puede ejercer las democracia, otras no te dejan.
Los que en algún lugar convivieron con un dictador lo saben, pero muchas veces los que han vivido en democracia siempre los llaman cobardes. En fin que ser amigo de otro implica acomodarse a sus angulosidades, difícil ejercicio en estos tiempos.