Novak Djokovic, el mejor tenista de la historia, ha osado alzar la voz para decir que tiene pleno derecho a decidir qué entra de su piel para adentro. Mi aplauso para él. Otros, incluyendo a tenistas muy por debajo de su nivel, vomitarán cosas como: “¡Qué osadía! ¿Qué se habrá creído ese petulante? Pretende poder tomar decisiones libres y personales en cuanto a su salud… Desde luego, es que hay gente que pide imposibles. ¡Menudo negacionista de las vacunas que está hecho el serbio! Lo que hay que hacer es cumplir las normas, sean las que sean. Nosotros sólo tenemos que obedecer, que a nadie se le ocurra desbarrar y salir del rebaño. El que pida lo contrario es un frívolo”.
En fin, quizás debamos dar las gracias a que una celebridad mundial haya optado por vivir en coherencia: llevar a cabo aquello en lo que cree, así de simple, aunque las consecuencias para su carrera profesional y su integridad puedan ser de un alto impacto. Puede que con su ejemplo muchos se paren a reflexionar: esto NO va de si de las vacunas inmunizan o no (que ya se ha visto que lo hacen bien poco), sino de la libertad de poder decidir qué entra en el cuerpo de cada uno y de la existencia de una evidente coacción que no se frena ni ante el mejor tenista de todos los tiempos. Una vez que ahora aceptas que tú no decides lo que entra en tu cuerpo, posiblemente nunca más podrás volver a hacerlo.
El ser humano lo es porque tiene capacidad de dudar. Dudar es sano. Dudar de las versiones oficiales es un interesante ejercicio, altamente recomendable. Y, si después de dudar, uno decide que desea inocularse 300 dosis de lo que sea, será su decisión y, por tanto, habrá que respetarla. Pero, ay, quien no desee inocularse nada, merece el mismo respeto y no debería verse coaccionado, confinado, limitado ni apestado. Ya se verá en qué queda todo esto.
La foto es de BBC
Esto es un debate apasionante. De hecho yo voy a plantear la otra cara de la moneda. Es decir, el derecho que uno tiene a meterse algo por el cuerpo.
¿Quién es el estado para prohibir que yo me meta por el cuerpo lo que me de la gana? ¿Quién tiene derecho a regular la cantidad de mierda que es permisible en un alimento si esta especificado claramente en su etiqueta? ¿Por qué se puede legislar y prohibir que alguien se drogue en público?…
Y ahí esta la cuestión en las legislaciones.
Te pueden gustar o no, pero hay que cumplirlas. No sé si Djokovic bebe alcohol pero seguro, pero seguro oiga, que no se le ocurre llevar en su equipaje ni una micha de alcohol cuando juega en un país islámico donde su legislación prohíbe tal sustancia por razones religiosas.
Entonces. ¿Por que en este caso pretende Djokovic ir a un país donde su legislación es clara con respecto a que tienes que entrar con la vacuna puesta?
¿Qué tiene derecho a no ponerse la vacuna? Por supuesto. ¿Qué tiene derecho ha saltarse la legislación australiana? Por supuesto… por supuesto que no.
Por cierto querido Dani, también es un hecho demostrado que de todos los que entran en la UCI, más del 85% son personas que no se han vacunada. La suma es bien fácil, como 2+2.
«¿Quién es el estado para prohibir que yo me meta por el cuerpo lo que me de la gana?»
Aquí es justo lo contrario, ¿quién es el estado para obligarme a que me meta por el cuerpo lo que a EL le de la gana?