Me monto en el ascensor. Descubro que han colocado un pequeño monitor. Recurrentemente, aparece la información del contacto, en caso de avería y cuestiones similares. Bueno, no es mala idea, aunque no me seduce especialmente estar expuesto a otra pantalla más para un trayecto de unos pocos segundos.
Veo que también pasan algunas noticias, no parecen de demasiada importancia: la previsión meteorológica, algún resultado deportivo de sobras conocido y… como si se tratase de otra nimiedad más, leo literalmente lo siguiente: «Elon Musk muestra el primer humano con «telepatía» tras el implante de Neuralink: «Es como usar la fuerza de Star Wars»».
Musk sale bien parado en la foto, como un filántropo que se preocupa por mejorar la humanidad. La imagen se completa con el rostro del tipo que supuestamente ha sido conectado a una máquina. En la teórica intimidad de mi ascensor… me acaban de colar, como si fuera una noticia anodina e insustancial, ¡que ya está aquí la máquina integrádonse en el hombre! ¿Para dominarlo y controlar sus pensamientos, quizás? No, hombre, no seamos mal pensados. Esto no va de control, va de ciencia y progreso.