Seré extremadamente breve y poco valorativo en el artículo de este mes. «Qué vergüenza que todavía se cuestione el testimonio de una víctima y se diga que la presunción de inocencia está por delante del testimonio de mujeres jóvenes, valientes, que deciden denunciar a los poderosos, a los grandes, a los famosos». Son palabras literales de María Jesús Montero, vicepresidenta del Gobierno de España y ministra de —nada más y nada menos— Hacienda.

Repito sus palabras literales: califica como «víctima» a una señora, a pesar de que su denuncia haya sido valorada por el Tribunal Superior de Cataluña de este modo: «Falta de fiabilidad en el testimonio de la denunciante». Alves ha estado en la cárcel catorce meses. Le corresponde una indemnización de unos 30 euros al día (unos 13.000 euros en total por más de un año entre rejas).

En fin, lo esencial: «Qué vergüenza que todavía se cuestione el testimonio de una víctima y se diga que la presunción de inocencia está por delante del testimonio de mujeres jóvenes, valientes, que deciden denunciar a los poderosos, a los grandes, a los famosos». La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda no parece estar de acuerdo con que prevalezca la presunción de inocencia.

Como diría el gran Forges: ¡País!

 

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